domingo, 10 de febrero de 2013

Crítica de "Django desencadenado"



Tarantino no defrauda en su primera incursión en el cine western. En su Django desencadenado, ambientada en los estados del sur estadounidense dos años antes del estallido de la Guerra Civil, nos ofrece una historia trepidante: King Schultz (Christoph Waltz), un caza recompensas, libera a Django (Jamie Foxx) a cambio de que este le ayude en la identificación de los hermanos Brittle. A partir de ahí, emprenden una relación de socios en la caza de recompensas, y además, Shultz se comprometerá  con Django a encontrar a su mujer (Kerry Washington), la cual ahora es propiedad del encantador pero brutal Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), dueño de una plantación en la que los esclavos son obligados a luchar entre sí.



Sin embargo, el guion, 100% tarantiniano, el cual está lleno de cinismo, sarcasmo, crudeza o violencia, no es lo único destacable de la película, ya que los actores también brillan con luz propia. Por ello, no es de extrañar que Waltz se alzara con el Oscar a mejor actor de reparto, estatuilla que se merecería del mismo modo un Leonardo DiCaprio magistral en su faceta de villano.


Como única pega habría que señalar la falta de tijera en determinados momentos, labor de montaje que Sally Menke, desgraciadamente fallecida hace dos años, desempeñaba en todas las películas de Tarantino. A pesar de esta objeción, la película, que dura casi tres horas, no llega a resultar plomiza.

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